Siguiendo con la temática del mes de junio, hoy nos toca hablar del almuerzo, que es tan importante como el desayuno, pero con la vorágine laboral y de la vida diaria, muchas veces esta comida pasa a segundo plano sobre todo si nos toca comer en el trabajo donde lamentablemente lo mas común es optar por el delivery: comidas rápidas y abundantes, ricas en grasas y en general poco nutritivas y si estamos en casa, es probable que tengamos poco tiempo para cocinar, comer y salir a seguir con las obligaciones del día.
Todos somos conscientes de la importancia de llevar una vida saludable. En los últimos tiempos y en la actualidad este es un tema recurrente, particularmente lo veo en mi consulta y en las charlas con amigos. En los medios cada vez es más frecuente escuchar sobre hábitos saludables y ver en la tv un profesional hablando del tema. A los nutricionistas nos toca un papel clave al respecto, el de impartir conceptos claros basados en evidencia científica y por sobre todas las cosas prácticos, fácil de llevar a cabo y sostenibles en el tiempo.
Para poder cumplir con lo anterior es fundamental LA ORGANIZACIÓN ALIMENTARIA esto implica planificar las comidas, en este caso el ALMUERZO.
Resulta práctico pensar el menú y realizar las compras necesarias con anterioridad, lo ideal es de una semana a otra. El día que dispongas de más tiempo, cocinar para los siguientes.
Se puede acopiar una buena cantidad de verduras cocidas en la heladera que pueden servir como guarnición de alguna carne o como relleno de tartas o empanadas, o combinadas con legumbres y huevo.
El frezzer es un aliado fundamental cuando se cuenta con poco tiempo, cocinar y frizar, guardar con etiquetas indicando preparaciones y fechas de cocción es muy práctico.
En cuanto a la composición del almuerzo el recurso de dividir el plato en 3 partes nos da la posibilidad de que esta comida sea completa en cuanto a la distribución de nutrientes: incluir vegetales, proteínas de origen animal, cereales integrales y grasas saludables ayuda a reducir el riesgo de padecer enfermedades crónicas, sobrepeso y es un método simple y eficaz para lograr una alimentación equilibrada.
Este método, consiste en dividir visualmente el plato en 3 partes:
50% (la mitad del plato) compuesto por vegetales crudos o cocidos que brindan saciedad, son fuente de vitaminas, minerales y fibra por excelencia.
25% alimentos proteicos: cortes magros de carne roja, pollo, pescado o cerdo, huevo, quesos. Este grupo nos brinda saciedad aportándonos la cuota de proteínas necesarias cuya función primordial es la de formar y reparar masa muscular.
25 % restante alimentos con hidratos de carbono complejos: papa, choclo, batata, arroz integral, pastas, legumbres. Este grupo nos proporciona la energía necesaria para que el organismo lleve a cabo todas sus funciones diarias.
Para complementar tu plato es necesario agregar GRASAS SALUDABLES como el aceite de oliva y por supuesto preferir AGUA NATURAL como principal bebida.
No es necesario ser un experto en la cocina ni pasarse horas cocinando, este concepto también permite armar opciones prácticas y rápidas para comer fuera de casa, milanesas, tartas y sándwiches de pan integral pueden ser de la partida.
Las milanesas pueden ser rebozadas con avena y semillas, en el caso de las tartas elegir masas integrales o con semillas, legumbres en ensaladas o platos principales como hamburguesas o medallones, arroz integral o yamani prefiriendo además cocciones al horno, al vapor o hervidos, evitando de esta manera las frituras.
Llevémoslo a la práctica con algunos ejemplos
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