Constituye la principal causa de muerte prematura y la segunda de discapacidad por enfermedades no transmisibles como el infarto, los accidentes cerebrovasculares (ACV) y las enfermedades renales.
Una ingesta diaria de sal de aproximadamente 400-500 mg (0,4 – 0,5 g) es suficiente para garantizar el normal funcionamiento del organismo de un adulto. No obstante, en la actualidad, factores como la disponibilidad, el costo y la variedad de los alimentos junto a las costumbres, estilos de vida y hábitos alimentarios han llevado a que en la mayoría de los países el consumo de sal diario por persona exceda ampliamente lo necesario para el organismo.
La OMS recomienda como dosis diaria y máxima 5 gramos.
En Argentina, según datos del Ministerio de Salud de la Nación, el consumo de sal por persona es de aproximadamente 12 gr diarios, se calcula que entre el 65% y el 70% de la sal que se consume proviene de alimentos procesados o industrializados, principalmente como conservante y saborizante, alimentos preparados en restaurantes, puestos de comidas rápidas y deliverys.
Además de los alimentos que todos sabemos que tienen un gran contenido de sodio, como los embutidos, las conservas y los snacks, existen otros potencialmente más peligrosos porque contienen «sal oculta»: Estos, a veces ni siquiera tienen gusto salado y pertenecen a dos grandes grupos: los panificados (pan, galletitas dulces y saladas, medialunas, facturas, tortas, budines y pizzas) y los quesos.
El pasado mes de marzo, entre el 12 y el 18 se celebró la Semana Mundial de Sensibilización sobre el consumo de Sal. En ese contexto, la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA) advirtió que nuestro país se encuentra entre los de mayor consumo de sal de América.
Es importante tener en cuenta que los niños que consumen altos contenidos de sal durante su infancia tienen mayores posibilidades de padecer hipertensión y obesidad.
En Argentina rige la ley nacional N° 26905, sancionada en 2013, que busca reducir el consumo de sal en la población.
La decisión en la compra y en el consumo la tenemos los consumidores, estar informados nos da esta ventaja a la hora de elegir.
Elijamos con conciencia, busquemos salud, está en nuestras manos el prevenir la aparición de enfermedades relacionadas con nuestros hábitos alimentarios.
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